Presentación del Libro
“Nutrientes para el Discipulado”
por K. Parvathi Kumar
El discipulado no es solamente hacer algunas prácticas de meditación, estudiar libros e incursionar en campos de servicio. Tiene una connotación más amplia. Un discípulo es quien obtuvo múltiples habilidades y las ofrece para el bien de la sociedad de múltiples formas. En el libro “Nutrientes para el discipulado” el Dr. K.. Parvathi Kumar explica que el discipulado es dedicar la mente los sentidos y el cuerpo a propósitos divinos a través de preferir realizar actos para el bien común, que para el propio bienestar. Él dice que las prácticas espirituales son valiosas solo si tales prácticas contribuyen al bienestar económico, cultural y social de la humanidad. El libro ofrece 101 párrafos con nutrientes para el discipulado.
Dhanishta, Visakhapatnam, India, 2015.
Hasta el momento este librito no se encuentra publicado en español, sólo en alemán y inglés. Nosotros damos no obstante un pequeño extracto.
The World Teacher Temple / Dhanishta, Visakhapatnam, India, 2005-2.
Muestra:
El Disciplado y la Oración– 1La oración constituye una de los más sutiles y de las menos comprendidas leyes del universo. Orar es poner en movimiento a ciertas grandes fuerzas. Cantidades innumerable de personas han avalado su eficacia. Ésta provee el testimonio de nuestras conexiones divinas, lo que un hombre puede reconocer. La humanidad no puede orar cuando el espíritu del hombre está perdido en la Materia. Es un impulso inherente basado completamente en un sentido de relación con Él. Unas características sorprendentes de la conciencia humana son el sentido de reconocimiento, de un conocimiento innato y de alcanzar llegar a Dios, nuestro Creador.
La oración contrarresta el peligro del olvido ciego de lo Superior. Sólo a través de la oración podemos mantener el vínculo con el Todopoderoso. Reconocemos nuestra fe en Él y nuestra dependencia de su sabiduría y poder a través de la Oración. El tiempo se debe relegar diariamente, por el sagrado deber y el privilegio de la sencilla e informal comunión. El vínculo con nuestra fuente debe mantenerse fuerte y constante en medio de toda la actividad y preocupaciones. Dios está siempre accesible y no requiere de intermediarios. La oración penetra directamente hasta él. La oración es un elemento esencial de la vida que no puede ser subestimada. Eleva nuestra conciencia, protege de peligro, del daño y del mal, evita el sufrimiento. La oración da curación, fuerza, visión, esperanza calma. Sin oración el propio enfoque espiritual, el trabajo y la visión se debilitarán lentamente.
La necesidad humana y el deseo son el principio más importante y urgente de la oración. Vemos seguridad física y espiritual y vida y luz añadidas, y por tanto, invocamos, a aquello que es más grande, y más iluminado y que puede satisfacer la necesidad expresada. No sean, todo egoísmo en sus oraciones. Ore por los demás, así como por si mismos. Oren por las virtudes necesarias para un mejor autocontrol, por paciencia y bondad por una mejorar las actitudes, por el carácter, por orientación hacia los objetivos, por ayuda y protección para todo lo que es realmente necesario. Sean claros, el estado que se desea y por qué lo quiere. Decir la verdad a Dios quien conoce cada pensamiento y acción. La falta de sinceridad, la mentira y el autoengaño hacen que Él se aleje. Que las oraciones sean reales, deben ser del corazón, alegres, libres de la auto-compasión y de la malicia.
El Discipulado y la Oración – 2
El hombre no puede estar solo, pero el hombre no ora lo suficiente por la ayuda de Dios. Su ayuda es indispensable en todos los departamentos de la vida del hombre. El hombre piensa demasiado poco en la oración y no reconoce su importancia suprema. Las cosas que más ayudarían al hombre se descuidan. Él sabe poco de lo que se pierde al omitir la oración de su vida, porque su recurso principal es el poder de Dios. Al no estar vinculado con la omnipotencia hombre pierde sus mejores posibilidades. Dios hace grandes cosas en la creación. El hombre puede afrontar el futuro con plena confianza a través de la fe y la oración. Entonces todo es posible.
Es ley que el hombre recibe ayuda cuando ora. Ni una sola oración queda sin respuesta. Cada llamada aporta una respuesta. La oración debe de ser con mucha paciencia. Demorarse no es irrevocable. Cuando las oraciones son contestadas el hombre tiene que estar agradecido. La oración podría no ser contestada en la forma que el hombre desea. La propia fórmula del hombre en busca de ayuda puede no ser la correcta o la mejor o puede conducir a daño del hombre. Lo que el hombre siente o cree no siempre es una indicación de lo que necesita. Deja que Dios decida, no instruyas o demandes. Él sabe mejor cómo y cuándo las oraciones deben ser contestadas. La oración es pedirle a Dios hacer lo que es mejor para uno mismo. Entonces, lo que viene es para el máximo bien del hombre.
Hay quienes, en tiempos de problemas, se refugian en sus asociados y no buscan la ayuda y la protección de Dios. Sin embargo, es más seguro y más sabio refugiarse simultáneamente, tanto en lo superior como en lo inferior.
El Uno, ayuda al alma; a los muchos, a la personalidad. Pide a Dios por fuerza cuando las presiones de la vida parecen demasiado pesadas. Dense cuenta de que en amor él permanece y no te fallará si Lo necesitas, y si lo llamas. Él te da respuesta instantánea a la verdadera necesidad.